Los dispositivos electrónicos siempre han cambiado, pero probablemente la necesidad de ellos no. En el siglo XXI, los teléfonos móviles ya han dejado de ser una rareza y han pasado a estar en cada bolsillo. En primer lugar, en una presentación reducida mediante la cual las personas solo podrían hacer llamadas y luego mensajes de texto, para después consolidarse con otras funciones como Internet.
Sin embargo, esto solo se consolidó luego de que el WiFi se fue incorporando a los teléfonos móviles. De esa forma, el WiFi implicó un uso similar al de los ordenadores y la posibilidad de cambiar de estrategia en función de la música, pues ahora la música podía descargarse y almacenarse en los teléfonos inteligentes.
Ya ni almacenada
Por muchos años, la aspiración era que los smartphones funcionaran de forma similar a los iPods en lo que respecta a la música, pues había que descargarla o suscribirse a esas aplicaciones nativas en específico. Sin embargo, con la masificación del acceso a Internet y redes WiFi, eso cambió.
Ya no hace falta descargar casi nada, porque prácticamente todo se puede consumir online. El streaming de la música llegó para quedarse y aplicaciones como Spotify lograron tener el acceso pleno en todo el mundo, con listas musicales gratuitas y planes de suscripción atractivos para el público en general.
Spotify, en la actualidad, tiene mucha competencia. Apple no se quiso quedar atrás y lanzó Apple Music, que es un servicio de música por streaming que funciona solo por suscripción. Además, YouTube también tiene YouTube Music, por lo que sigue aspirando a convertirse en el hub del mundo audiovisual a nivel global.
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